El académico reflexiona sobre los resultados del Diagnóstico Integral de Aprendizaje y cómo incidieron las clases remotas en el tanteo.
El Ministerio de Educación (Mineduc) presentó el mes pasado los resultados del Diagnóstico Integral de Aprendizajes (DIA), realizado por la Agencia de la Calidad entre marzo y abril de este año, situación que fue calificada como un “terremoto educativo” por parte de la autoridad, Raúl Figueroa. Este diagnóstico se realizó en 7.000 colegios de Chile. Entre sexto básico y tercero medio obtuvieron bajos resultados en base al currículum priorizado durante 2020 y los estudiantes de enseñanza media no alcanzaron el 60% de los aprendizajes necesarios, es decir, el equivalente a nota 4,0.
El organismo dependiente del Ministerio de Educación explicó que el DIA se aplicó a 1 millón 800 mil estudiantes, con el objetivo de medir los aprendizajes alcanzados el 2020 por alumnos de diversos establecimientos, además de conocer su estado emocional tras la suspensión de clases presenciales producto de la pandemia. Los resultados de cada diagnóstico se tradujeron en informes, que fueron entregados a los colegios y que tenían como objetivo que cada comunidad educativa pueda guiar las estrategias y utilizar los recursos disponibles en fortalecer los aspectos más débiles de sus alumnos.
Las asignaturas evaluadas fueron comprensión lectora y matemáticas. En la primera ninguno de los cursos alcanzó una nota mayor a 4,0. En matemáticas la situación es más preocupante pues no hubo niveles que superan el 47% y en segundo medio – la generación más afectada – los alumnos solo aprendieron el 27% de la malla curricular.
La voz de los expertos:
Frente a la alarma que ha causado estos resultados, Bernardo González, académico del departamento de estudios pedagógicos y director de asuntos estudiantes de la Universidad de Chile, profundiza en algunas reflexiones. Considera que hay tres factores relevantes que incidieron en el resultado. Primero es la conectividad, luego la precariedad de uso de aparatos electrónicos y por último la falta de docentes capacitados para el trabajo multimedia.
“Estos tres factores son relevantes proveerlos, ahí tenemos un tremendo desafío”. La conectividad reflejó una brecha de desigualdad gigante, además de que varios estudiantes no contaban con aparatos electrónicos óptimos para seguir las clases. Es muy difícil que un alumno pueda entender un gráfico si es que lo lee con dificultad a través de un celular”, explica González. Asimismo, es enfático en señalar que los profesores deben estar capacitados para generar contenido multimedia en las clases. “La pandemia obligó a acelerar los procesos tecnológicos, y los docentes deben ponerse al día en el tema. Utilizar diferentes herramientas de multimedia ayuda a que la compresión del aprendizaje sea óptima”, expresa.
El experto aclara que los datos arrojados por el DIA confirman que el sistema educativo es desigual, y que se requiere de políticas estatales para resolverlos. “Los estudiantes no están desarrollando los aprendizajes que requieren para desenvolverse plenamente en el mundo actual. Si se quiere mantener las clases remotas deben existir ajustes para que se logre una integridad educacional basada en una buena conectividad, uso de aparatos ópticos y capacitación de docentes”.
González cree que el rol de los padres también es necesario para lograr una eficacia en el aprendizaje. “El apoyo no presencial tiene que ser adecuado. No puedes confiar que solo los 45 minutos de conexión van a ser suficientes. Hay que generar instancias de sustento no presencial como talleres o tutorías. En ese acompañamiento es clave el rol de los apoderados. Es super complejo, pero hay que vincular a los padres como orientadores”, dice.
Con respecto a los dichos del ministro Figueroa, González piensa que más que un terremoto se trata de una réplica. “Los datos del DIA solo confirman algo que ya sabemos hace tiempo. Sin duda que la pandemia lo agravó, pero veníamos con dificultades de aprendizajes previo al covid-19”, sostiene.
González piensa que se debe proyectar adecuadamente la reconstrucción. “No debemos volver a lo mismo de antes, si es que se piensa así, seguiremos teniendo los mismos resultados que hemos tenido hasta ahora. Seguirán siendo réplicas”, concluye.
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