Amanda Céspedes: “El mayor obstáculo para un estudiante y su cerebro adolescente es el adulto”

cerebro-compressorLa neuropsiquiatra infanto-juvenil de la Universidad de Chile participará como expositora en la conferencia “Adolescente y riesgo, una mirada preventiva desde las neurociencias”, que ofrecerá el Preuniversitario Pedro de Valdivia para directores, profesores, orientadores y psicólogos de distintos colegios.


Amanda Céspedes cuenta que el cerebro adolescente está en plena transformación, con modificaciones estructurales profundas que ocurren día a día, extendiéndose por casi una década. “Este dinamismo estructural determina dos fenómenos que es preciso considerar; el primero es la vulnerabilidad, el otro es la inestabilidad. Por vulnerabilidad entendemos un mayor riesgo de que el cerebro sea afectado por factores que no tienen el mismo impacto sobre el cerebro adulto, mucho más estable. Un ejemplo es la marihuana; en un cerebro adulto, la cannabis es mejor tolerada y sus efectos nocivos son menos evidentes, mientras que en un cerebro adolescente la cannabis puede desencadenar psicopatología, incluso psicosis graves. Por inestabilidad entendemos la intensidad con que ocurren los cambios emocionales, intelectuales y conductuales. El adolescente pasa por momentos de euforia, omnipotencia, abatimiento, minusvalía, certezas, incertidumbre, fe, nihilismo. El adulto, desde su estabilidad, piensa que el adolescente también es estable y, por ejemplo, que si argumenta acerca de su pérdida de fe ya es un ateo, o si el joven estima que hay que ir contra la sociedad, el adulto ya lo ve como un anarquista”, comenta.

Frente a esta situación, la neuropsiquiatra es clara y asegura que “el mayor obstáculo al pleno desarrollo de este cerebro adolescente es el adulto, porque desconoce sus características e ignora que la principal tarea del estudiante es hacerse cargo de sí mismo con responsabilidad, una tarea que se aprende lenta y laboriosamente”. Sin embargo, Amanda Céspedes asegura que los adultos buscan controlar y si no lo logran, se desentienden, parapetándose tras sus prejuicios: “Muchos miran al adolescente como una amenaza social, estiman que viven una etapa turbulenta e irresponsable. Lo he comprobado escuchando opiniones de adultos respecto de las marchas de las estudiantes contra el sexismo. Estiman que son ‘locas histéricas’, que deberían estar estudiando o en su casa en vez de andar mostrando los pechos, y no prestan atención a los lúcidos argumentos de las jóvenes y a una lucha legítima”.

El segundo obstáculo que ve la neuropsiquiatra para un adolescente en pleno desarrollo cerebral es la educación que recibe, desvinculada de sus intereses, de sus capacidades cognitivas y de sus sueños. “La mayoría de los docentes de enseñanza media es preparada en las universidades para enfatizar la asignatura, pero no se les entregan recursos de liderazgo de jóvenes, habilidades de resolución de conflictos, de desarrollo del pensamiento crítico y debate. Muchas veces, los profesores tampoco poseen conocimientos actualizados sobre el desarrollo socioemocional de la edad adolescente”, finaliza.

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