Hay varias opciones. Desde ingresar a la carrera que se eligió en segunda opción, hasta tomarse un año sabático. Todo depende de lo que se quiera en el futuro.
Carla Hormazábal (32) es fonoaudióloga. Si bien su mayor deseo era estudiar medicina, su puntaje no fue suficiente para ingresar a esa carrera, a pesar de que había sido alto. ‘Al momento de postular puse igual medicina en primer lugar y luego fonoaudiología, que era mi segunda opción. Mi idea era entrar un semestre a una carrera del área de la salud, para conocer el ritmo universitario y ver una posible convalidación de ramos, y luego hacer un preuniversitario intensivo en la última mitad del año para mantener el método de estudio y volver a dar la prueba. Sin embargo, me enamoré de fonoaudiología y me quedé ahí. Ahora puedo decir que estoy muy feliz con la opción que elegí’, dice esta profesional.
Una vez que se entreguen los puntajes hay muchos estudiantes que se sentirán atados de manos por no lograr los resultados esperados. En caso de que esto ocurra, Beatriz Rivera, Directora nacional de Orientación del Preuniversitario Pedro de Valdivia entrega algunos consejos.
‘Siempre es bueno tener un plan B, que incluso tenga más de una opción’, dice. ‘Ojalá el alumno pueda tener un repertorio de alternativas sobre qué hacer si no queda en la primera preferencia. Es importante recordar que el formulario de postulación permite hasta diez opciones, y aunque no es obligatorio llenarlas todas, sí es bueno poder postular a alternativas donde efectivamente tengan opciones de quedar seleccionados. Una buena alternativa es evaluar otra región donde se imparta lo que el alumno quiere, que considere un puntaje de corte más bajo, o bien otra carrera similar que también sea del agrado del alumno’, señala Rivera.
Hay otro punto importante. Si el puntaje no alcanza para la carrera escogida, no hay que postular a lo que primero se acomode, ya que muchos terminan desertando el primer año de universidad por entrar a una carrera desconocida o que no cumplía con las expectativas.
‘Si el puntaje no les permite optar a ninguna de sus alternativas, se recomienda volver a rendir la PSU, preparándose de la mejor forma para este fin, con preuniversitario y expertos. Si bien no lograr lo esperado es difícil, nunca se debe perder la calma. La familia debe convertirse en un pilar de apoyo para que juntos tomen la mejor alternativa. Los padres tienen que ser capaces de transmitir confianza y tranquilidad para que los jóvenes se den cuenta que en este momento tan importante de su vida, ellos los están apoyando. Es primordial darles tiempo para que superen la frustración’, aclara.
Por último, si el resultado fue muy por debajo de las pretensiones es bueno buscar alguna explicación personal de lo ocurrido, con la ayuda de la familia.
‘Es necesario preguntarse ¿cuáles fueron las posibles razones de estos resultados? Y con la respuesta es posible dilucidar qué medidas se tomarán para obtener mejores logros en una segunda oportunidad’, dice. ‘Pero lo más importante es tener presente que la PSU se puede repetir cuántas veces quieran y qué es posible revertir la situación’, afirma la experta.
¿Se aconseja tomar un año sabático si no se logra ingresar a la carrera elegida?
Varios se inclinan por dejar la preparación de la PSU para el año siguiente y así definir de manera más calmada la carrera a seguir. ‘Es totalmente válido que un joven sienta temor a tomar esa decisión cuando egresa del colegio, es un tema que les agobia y se sienten presionados por sus pares, por su familia, su entorno y a veces deciden una carrera de manera errada, sólo por la presión y terminan desertando. Lo más importante es que los alumnos puedan madurar vocacionalmente, tiempo en el que pueden preparar la PSU y solicitar la asesoría de algún experto para clarificar la mejor alternativa formativa’, dice Beatriz Rivera, directora nacional de orientación del Preuniversitario Pedro de Valdivia. También existe otro grupo de estudiantes que al año siguiente de egresar, quieren trabajar, viajar.
‘La decisión de tomar un año sabático, no sólo debe pasar por el estudiante, es una alternativa que debe involucrar a su familia. Hay que definir para qué será ese año y a qué se dedicarán. Con objetivos y metas claras. Si por ejemplo, van a destinar todo el año para preparar la PSU, es recomendable que lo puedan compatibilizar con otra actividad, trabajo o deporte, algo que contribuya también en este proceso de maduración. Es vital que exista una planificación y organización con una jerarquía bien definida respecto a sus actividades’, dice Rivera.
Fuente: La Hora, 28/11/2016.
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