Desde el punto de vista de la orientación vocacional no existe una verdadera articulación entre la educación media con la educación superior. Basta mirar lo único que la LGE señala sobre orientación vocacional en su artículo 10: “…son deberes de los profesionales de la educación ejercer la función docente en forma idónea y responsable; orientar vocacionalmente a sus alumnos cuando corresponda; actualizar sus conocimientos y evaluarse periódicamente;…” la alusión es mínima y además implica que prácticamente se realiza orientación en la medida de lo posible en cada establecimiento. Así lo señala María Eugenia Sandoval, Coordinadora Depto de Orientación Preuniversitario Pedro de Valdivia y Administradora de www.Orientachile.cl
Esto pudiera contrastarse con lo que la misma LGE establece, que la educación es entendida como “un proceso de aprendizaje permanente que abarca las distintas etapas de la vida de las personas y que tiene como finalidad alcanzar su desarrollo espiritual, ético, moral, afectivo, intelectual, artístico y físico”. Entonces existe una inconsistencia, pues la Orientación que se define como consustancial al proceso educativo (así se señalaba en la derogada Circular 600) no se está considerando como un proceso permanente a lo largo de la vida, que apoye las trayectorias educativas y formativas de los jóvenes.
Lo anterior resulta crítico, pues la Sexta Encuesta de la Juventud revela que un 60,2% de los jóvenes que cursan la educación media señalan que el liceo o colegio es su fuente de preferencia para informarse acerca de las alternativas de educación superior, la pregunta entonces es: ¿Cómo se está desarrollando la orientación vocacional con los jóvenes para apoyar su toma de decisión en esta importante transición?
Se esperaría un desarrollo de competencias e intereses que afiancen la vocación de los jóvenes y que les permitan decidir adecuadamente en las distintas transiciones 2º medio a curso electivo en los establecimientos HC, o especialidad técnica en los liceos TP, 4º medio a educación superior), fundamental es que en cada uno de estos procesos se requiera una intervención orientadora que proporcione estrategias para el desarrollo de cada individuo.
Como se ha señalado, al no tener una política general que fortalezca la Orientación durante la educación media al se produce una brecha de articulación con la educación terciaria, hay un abismo entre competencias requeridas en e. media con las requeridas en e. superior y además los estudiantes ingresan a la educación superior sin haber mediado, reflexionado, a través de un proceso de orientación, la información que circula respecto a las alternativas de prosecución de estudios.
Una luz en este camino resultan las estrategias que desarrollan algunas instituciones de educación superior para vincularse con los establecimientos apoyándolos en actualizar las competencias de sus alumnos para que sean coherentes con lo exigido luego en los estudios superiores y colaborando también con la orientación vocacional para la continuación de estudios superiores.
Extracto de Opinión publicada en EducaNews del Centro de Desarrollo para la Educación Media de INACAP, marzo 2013.