El informe “Evaluación Internacional de Educación Basada en la Ciencia y la Evidencia” (ISEE, por sus siglas en inglés), una iniciativa del Instituto Mahatma Gandhi de Educación para la Paz y el Desarrollo Sostenible (MGIEP) de la UNESCO, que contó con la participación de académicas del IE y del CIAE de la U. de Chile.
“Se trata de una evaluación, científicamente fundada y basada en evidencia, que por primera vez permite el análisis a gran escala del estado de la educación y el aprendizaje en todos los niveles educativos a nivel mundial, con foco en los valores de equidad y sustentabilidad”, explica la directora del Instituto de Estudios Avanzados en Educación y del CIAE, Alejandra Mizala, una de las autoras del reporte.
El informe, que tomó poco más de dos años en ser terminado, incluyó la participación de más de 250 expertos y expertas provenientes de 45 países y fue lanzado el martes 22 de marzo en París. Pedagogos, psicólogos, neurocientíficos, economistas, sociólogos, historiadores y filósofos reunieron las últimas investigaciones en educación tratando de responder algunas preguntas claves: ¿Ha evolucionado la educación en los últimos 50 años con miras a mejorar la sociedad? ¿Cómo ha influido el contexto en las políticas y prácticas educativas de los últimos 50 años? ¿Cómo ha influido el contexto, junto con las políticas y prácticas educativas, en “qué aprendemos”, “cómo aprendemos”, “cuándo aprendemos” y “dónde aprendemos”?
Los hallazgos dan cuenta de que, si bien la educación en los últimos 50 años ha avanzado enormemente en disminuir la pobreza y en mejorar la vida de muchos y muchas, también ha exacerbado la exclusión social y desigualdad. Según describe el texto, han aparecido nuevas formas de elitismo e individualismo, con un énfasis en la eficiencia económica de los sistemas educativos, así como un fuerte enfoque en lo cognitivo en lugar de un equilibrio con las competencias sociales y emocionales.
El informe analiza los efectos negativos que ha tenido la meritocracia en la educación, puesto que si bien la capacidad y esfuerzo de los estudiantes, en una sociedad orientada al mercado, prometió avanzar en mayor igualdad, ha generado el efecto contrario, creando una nueva forma de exclusión donde las condiciones sociales, económicas y ambientales de una persona terminan por influir significativamente en sus resultados educativos. Muchas veces se ha producido segregación escolar y credencialismo. “La relación entre la educación y el florecimiento humano está lejos de ser lineal. La inversión en educación no necesariamente mejora el florecimiento humano; en una serie de contextos, incluso sirve para socavarla”, señala el reporte.
En la mayoría de los países, la expansión del acceso a la ES ha llevado al credencialismo. A medida que el logro educativo diferencial (justificado por la ideología de la meritocracia) se convierte en la base para la asignación a posiciones sociales diferenciales, se crean y consolidan nuevas formas de estratificación social. En esta línea, el reporte recomienda reemplazar el credencialismo y la meritocracia que hace competir a los individuos unos contra otros, por una inversión que permita hacer de la educación una fuerza para el progreso social y el florecimiento humano.
Currículo integral
El texto advierte también que muchos currículos nacionales se centran en la lectoescritura y la aritmética, enfatizando la adquisición de conocimientos y no lo social ni el aprendizaje emocional. Además, se reporta la presencia de currículos y evaluaciones estandarizados y de “talla única”, que según los expertos no son óptimos para aprender y prosperar. Esto ha desplazado a los currículos localizados y ha resultado en una educación menos relevante, sensible y reflexiva tanto para estudiantes como docentes. Agrega que, incluso, la educación puede ayudar a preservar las metas narrativas de los grupos poderosos y promover la impugnación de las relaciones intergrupales, la exclusión y la marginación.
Por esto, señala que no solo es necesario que los factores locales y culturales jueguen un rol clave en la educación, sino también que, a través de la enseñanza y el aprendizaje, se promueva la emancipación de las estructuras sociales opresivas a través de la transformación hacia la justicia social y la democracia.
“La educación para el florecimiento humano debe ser y adaptarse a las necesidades del individuo y reconocer las condiciones sociales y ecológicas”, dice el reporte. Para promover dicho florecimiento, se recomienda que los planes de estudios abarquen el medio ambiente, la cultura, la sociedad, la tecnología, lo interpersonal y la autoeducación para fomentar los siete pilares del “aprendizaje”: aprender a conocer, aprender a pensar, aprender a ser, aprender a convertirse, aprender a hacer, aprender a convivir, aprender a convivir con la naturaleza.
Ver Informe: https://mgiep.unesco.org/iseeareport
Fuente: https://radio.uchile.cl/2022/03/29/informe-de-unesco-llama-a-repensar-la-educacion-de-mercado-la-meritocracia-y-a-mejorar-la-profesion-docente/?fbclid=IwAR2mi6N4cfcix71CBd67682deoP4W-n8H3mRovRcTX9X149CsjcGmdk-s0o
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