Baja autoestima, probar sus propios límites y sobre carga académica serían algunos de los factores que llevarían a los jóvenes a querer “borrarse del mapa” sin importarles las repercusiones de sus actos.
Un preocupante “juego” se ha difundido entre los jóvenes a través de las redes sociales, especialmente en Facebook. Éste alienta a los niños a desaparecer por dos días completos (48 horas) y los premia por cada mención, like y dato compartido que acumulen en redes sociales mientras estén desaparecidos.La persona que opta por sumarse a este insólito “reto” no tiene en cuenta las graves consecuencias que éste conlleva para ella y su familia. Por una parte está la preocupación de sus familiares, amigos y cercanos, quienes harán todo por saber de su paradero: recurrir a las autoridades, campañas en redes sociales, cadenas de oración y más. Y por otro lado, el joven que opta por desaparecer como un juego no es capaz de prever las consecuencias a futuro; su nombre se verá relacionado de por vida con lo sucedido en Internet y otras plataformas, convirtiéndose en algo que lo atormentará para siempre.
De acuerdo a Beatriz Rivera, psicóloga y Directora de Orientación del Preuniversitario Pedro de Valdivia, este tipo de comportamiento tiene que ver con la “etapa evolutiva” del adolescente, que desea “probar sus propios límites” y que busca la “aprobación de los otros”.
“Algunas motivaciones que podrían llevar a estos jóvenes a tomar este tipo de retos sin duda se relacionaría con su etapa evolutiva. Un cerebro en construcción que busca la novedad, definir su identidad en base a experiencias que le resulten desafiantes, es susceptible a caer en estos retos. El y la adolescente buscan probar límites, que antes fueron estructurados por los adultos, sin mediar el riesgo que se pueda causar, a sí mismo y/o a los demás; la idea o sensación de ser invencibles refuerza las acciones de riesgo. Sumado a esto, aquellos jóvenes que buscan constantemente el reconocimiento en otros, su aprobación principalmente en la vida virtual junto con una baja autoestima los vuelve vulnerables a realizar este tipo de acciones sin medir las consecuencias asociadas a este hecho”, explica Beatriz.
Si bien es la tendencia de “jugar a desaparecer” se ha instalado principalmente en México y países de Europa, su posible viralización a nivel mundial es preocupante sobre todo en el marco de las recientes desapariciones de jóvenes ocurridas en Chile.
En México, la policía local emitió una alerta en el mes de noviembre a raíz de varias desapariciones de jóvenes que aparentemente estaban relacionadas con el reto. La entidad explicó que este “desafío” es una copia de un juego surgido en 2013 que consistía en desaparecer por distintos intervalos a lo largo de 72 horas.
Sobre carga académica
Sin embargo la inseguridad que en muchos niños provocan las redes sociales y el deseo de sentirse aceptado obteniendo más likes no es el único factor que lleva a los jóvenes a querer “desaparecer del mapa”. Tal como explica la psicóloga Rivera, la sobre carga académica y la presión del entorno puede ser en ciertos casos un factor detonante.
“Actualmente no es posible establecer una relación directa entre este juego viral y la sobrecarga académica de los colegios y universidades. Sin embargo, se ha observado que en algunos de los casos de jóvenes que han sido reportados como desaparecidos y que han salido a la luz pública, efectivamente la sobrecarga académica ha sido un gatillante de esta decisión, relacionada a las expectativas que tiene el círculo más cercano de los jóvenes sobre el éxito académico. Esta presión a veces tiene como consecuencia una actitud de autoexigencia que no les permite a los jóvenes considerar los errores o bajo rendimiento como parte de un proceso de aprendizaje”, puntualiza la profesional.
En este sentido, se hace un especial llamado a los padres para que estén atentos y se familiaricen con la etapa que está viviendo el o la adolescente. “Las recomendaciones para los padres serían estar en constante comunicación con sus hijos, atentos a cualquier cambio de comportamiento, pero con la claridad de que el adolescente, como parte de su formación, buscará definir su identidad, necesitando diferenciarse emocionalmente de los adultos que le rodean, por lo que es posible que no conozcan toda la información de sus hijos. Es importante enseñarles un correcto uso de sus redes sociales, advertirles de las consecuencias de exponer o compartir información privada, y en general, conversar sobre el uso o la información que revisan en la red. Se sugiere que los padres se familiaricen con el uso y los alcances de las diferentes redes sociales, a fin de generar un lenguaje común de comunicación”, finaliza la psicóloga.
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